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jueves, 11 de febrero de 2016

Capítulo V

Seis de la mañana, una sonrisa de oreja a oreja mientras prendo el merecido cigarrito. La Josefina desnuda a mi lado, abrazándome con una de sus piernas sobre las mías, yo media sentada en la cama. También desnuda. Del bar nos fuimos a mi departamento. Íbamos en la parte de atrás del taxi. Vicente en el asiento del copiloto. El camino se nos hizo eterno, disimuladamente le metía la mano bajo el pantalón. Estaba húmeda. No conteníamos las ganas pero dentro del taxi había que disimular. Imagínense el chofer hubiera sido uno de esos homofóbicos locos que si se daba cuenta del espectáculo que llevábamos atrás nos bajaba a palos.

Por fin llegamos. No nos importó que estuviera Vicente, a los besos y toqueteos nos lanzamos hasta la pieza. Años que no deseaba tanto a una mina. Tocarla, recorrerla, pasar mi lengua por todo su cuerpo. Sentirla, que me sintiera. Definitivamente me gustaba y mucho.


Por primera vez en mi vida despertaba abrazada de una mujer. Hasta yo me sorprendí de mi misma. Nunca antes después de tener sexo me había quedado dormida con la mina recostada en mi pecho, haciéndole cariño, regaloneando. Era todo un paisaje nuevo para mí. Y por lo que durante todo un año observé para ella también. Lo peor es que cuando despertamos no quería que se fuera. Quería pasar el día con ella. La invité a almorzar porque ya era demasiado tarde para tomar desayuno. 


Después de almuerzo fuimos a comprar una cerveza, para pasar la caña, hicimos micheladas y nos instalamos en la terraza. Nos dio la noche conversando. Entre medio llegó Vicente, tocó el violín un rato y se fue a juntar con alguna de sus amigas con beneficios. Fue genial porque con la Jose queríamos estar solas. Conocernos. Contarnos la vida.

Le hablé de mis papás. De que cuando salí del closet a los 18 años me pidieron amablemente que me fuera de la casa porque mi estilo de vida no era un buen ejemplo para mis hermanos chicos. Igual me era cómodo porque a pesar de que decidí tomarme un tiempo sabático que ya se había extendido por 5 años, mi papá me depositaba una generosa mesada. 

En fin, por eso llegué a vivir con el vicho. Él también había salido de la casa de sus papás, era tres años mayor que yo pero compañeros de colegio y nos hicimos amigos en unas alianzas cuando yo iba en séptimo y el segundo medio. Nos volvimos inseparables. Él se fue de la casa porque decidió no estudiar en la universidad y ser barman, ahí llegó a trabajar al bar. 



Bueno. Le resumí mi historia en una tarde. Ella también me contó un poco de su vida, era la típica cuica adinerada pero que nunca encajó en su entorno, soy lesbiana de catálogo me dijo. Desde chica supe que no me gustaban los hombres. Jamás esperé la llegada de mi príncipe azul y la verdad tampoco de una princesa, me dijo. Aunque mi mejor amiga siempre me ha dicho que eso va a durar hasta que me enamore. Le tomé la mano y me acerqué a darle un beso. Luego sólo nos miramos en silencio. 

2 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Jejejeje muy bien así me seguirás leyendo!! Martes y jueves nuevos capítulos!!!
      Un abrazo!

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