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miércoles, 22 de junio de 2016

Capítulo IV (Segunda Temporada)

Llevaba casi un mes sin ir al bar, sin drogarme o consumir alcohol. Sólo marihuana y no todos los días. De verdad quería cambiar, dar un giro a mi historia y quizás algún día recuperar a Daniela.

Todas las noches le enviaba un  mensaje antes de dormir. A veces sólo un “qué descanses” pero esa noche fue distinto: “en mi vida hay un antes y un después de conocerte. Gracias por quedarte a mi lado. Te amo eternamente”. Su respuesta me voló la cabeza. “Agustina, yo también te amo, pero como amiga. Gracias por quererme tanto y sin duda siempre voy a estar a tu lado, pero creo que ya es hora de que pienses en rehacer tu vida. Sal, conoce a alguien. Intenta ser feliz”.

Sentí una furia que me hervía la sangre, quería gritar. Matar a alguien. Suicidarme. Llamarla. Insultarla. Llorar. Decidí mandar todo a la cresta. Ya daba lo mismo. Eran las 11 de la noche, el bar debía estar comenzando a encenderse. Me vestí. Llamé a Vicente, le avisé que iría y partí. Retomé esos viejos hábitos que llenaban de adrenalina mis venas… Caminé desde mi departamento hasta el bar. Siempre me dijeron que era peligros, jamás me importó. Menos en ese momento, ya no tenía nada que perder. Mi esencia se la llevó Daniela.

No volví en tres días al departamento. Del bar a un after, del after a la casa de alguien, no se de quien, de ahí no salimos. Corrían las botellas de ron. Sobre la mesa de centro una bandeja plateada con una cantidad infinita de cocaína. Raya tras raya hasta que mi corazón parecía que iba a explotar. Me miraba el pecho, saltaba en mi interior. Lentes oscuros y desaparecer de ahí. Busqué en mi cartera. No tenía dinero, la única opción era encontrar un paradero de micro y a un chofer amable que me llevara hasta mi casa o por lo menos que me acercara a ella. Las náuseas recorrían mi cuerpo. Logré sobrevivir al recorrido y llegar a mi departamento.

Me acosté como pude, tomé unas pastillas para dormir y al día siguiente me despertó un golpe en la espalda. Era Vicente que me había tirado mi celular.

-          Revisa tus llamadas perdidas estúpida, me gritó.

Lo miré extrañada, me dio rabia. Tome mi teléfono y tenía más de 80 llamadas y mensajes.

-          ¿Dónde mierda estabas? Estuve a punto de llamar a tus papás, de declararte desaparecida en los pacos. ¿Qué te pasa? ¿Cómo tan desenfocada?

Primera vez que lo veía enojado. Le conté lo que podía recordar de los últimos 4 días, el mensaje de la Dani, mi rabia y mis ganas de terminar con todo.

-          Déjate con la lástima. Tú te metiste con la mejor amiga de tu polola. Ahora sume, da vuelta la página y haz algo con tu vida. Amiga de verdad, no puedes seguir así. Un día me van a llamar para avisarme que te encontraron  muerta.

-          ¿Y a quién le va a importar Vicente? Le dije.

-          A mí. Y con eso que te baste. No seas egoísta. Además revisa bien tu celular. También te llamó como 25 veces la Daniela.


No quería hablar con ella así que le mandé un mensaje. “Hola. Me llamaste. Que quieres” me respondió casi de inmediato “saber de ti. No me escribiste más”. “Estaba rehaciendo mi vida. Tal como me sugeriste”. No me volvió a responder. 


5 comentarios:

  1. Terrible aweoná la Dany. Qué se cree?, que es así de fácil? Completamente de acuerdo con la Agus. Vallanse todos a la mierda!!

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    1. Jajajajajajajja La Dani parece que las quiere todas... No come ni deja comer...

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  2. Terrible aweoná la Dany. Qué se cree?, que es así de fácil? Completamente de acuerdo con la Agus. Vallanse todos a la mierda!!

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  3. Yo igual quiero que se queden juntas la Dani con la Agustina!!!!

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