Llevaba
casi un mes sin ir al bar, sin drogarme o consumir alcohol. Sólo marihuana y no
todos los días. De verdad quería cambiar, dar un giro a mi historia y quizás
algún día recuperar a Daniela.
Todas
las noches le enviaba un mensaje antes
de dormir. A veces sólo un “qué
descanses” pero esa noche fue distinto: “en
mi vida hay un antes y un después de conocerte. Gracias por quedarte a mi lado.
Te amo eternamente”. Su respuesta me voló la cabeza. “Agustina, yo también te amo, pero como amiga. Gracias por quererme
tanto y sin duda siempre voy a estar a tu lado, pero creo que ya es hora de que
pienses en rehacer tu vida. Sal, conoce a alguien. Intenta ser feliz”.
Sentí
una furia que me hervía la sangre, quería gritar. Matar a alguien. Suicidarme. Llamarla.
Insultarla. Llorar. Decidí mandar todo a la cresta. Ya daba lo mismo. Eran las
11 de la noche, el bar debía estar comenzando a encenderse. Me vestí. Llamé a
Vicente, le avisé que iría y partí. Retomé esos viejos hábitos que llenaban de
adrenalina mis venas… Caminé desde mi departamento hasta el bar. Siempre me
dijeron que era peligros, jamás me importó. Menos en ese momento, ya no tenía
nada que perder. Mi esencia se la llevó Daniela.
No
volví en tres días al departamento. Del bar a un after, del after a la casa de
alguien, no se de quien, de ahí no salimos. Corrían las botellas de ron. Sobre
la mesa de centro una bandeja plateada con una cantidad infinita de cocaína.
Raya tras raya hasta que mi corazón parecía que iba a explotar. Me miraba el
pecho, saltaba en mi interior. Lentes oscuros y desaparecer de ahí. Busqué en
mi cartera. No tenía dinero, la única opción era encontrar un paradero de micro
y a un chofer amable que me llevara hasta mi casa o por lo menos que me
acercara a ella. Las náuseas recorrían mi cuerpo. Logré sobrevivir al recorrido
y llegar a mi departamento.
Me
acosté como pude, tomé unas pastillas para dormir y al día siguiente me
despertó un golpe en la espalda. Era Vicente que me había tirado mi celular.
-
Revisa tus llamadas perdidas estúpida,
me gritó.
Lo
miré extrañada, me dio rabia. Tome mi teléfono y tenía más de 80 llamadas y
mensajes.
-
¿Dónde mierda estabas? Estuve a punto
de llamar a tus papás, de declararte desaparecida en los pacos. ¿Qué te pasa?
¿Cómo tan desenfocada?
Primera
vez que lo veía enojado. Le conté lo que podía recordar de los últimos 4 días,
el mensaje de la Dani, mi rabia y mis ganas de terminar con todo.
-
Déjate con la lástima. Tú te metiste
con la mejor amiga de tu polola. Ahora sume, da vuelta la página y haz algo con
tu vida. Amiga de verdad, no puedes seguir así. Un día me van a llamar para
avisarme que te encontraron muerta.
-
¿Y a quién le va a importar Vicente? Le
dije.
-
A mí. Y con eso que te baste. No seas
egoísta. Además revisa bien tu celular. También te llamó como 25 veces la
Daniela.
No
quería hablar con ella así que le mandé un mensaje. “Hola. Me llamaste. Que quieres” me respondió casi de inmediato “saber de ti. No me escribiste más”. “Estaba
rehaciendo mi vida. Tal como me sugeriste”. No me volvió a responder.
Terrible aweoná la Dany. Qué se cree?, que es así de fácil? Completamente de acuerdo con la Agus. Vallanse todos a la mierda!!
ResponderEliminarJajajajajajajja La Dani parece que las quiere todas... No come ni deja comer...
EliminarTerrible aweoná la Dany. Qué se cree?, que es así de fácil? Completamente de acuerdo con la Agus. Vallanse todos a la mierda!!
ResponderEliminarYo igual quiero que se queden juntas la Dani con la Agustina!!!!
ResponderEliminarYo también pero no estoy segura de que va a pasar :-S
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