Pasé tres días
fumando marihuana, comiendo y durmiendo, en ese orden. Sin ducha. Ni luz del
día. Cortinas cerradas. Y mi play list sonando una y otra vez. Cada cierto rato
entraba Vicente, primero sólo me miraba, pero ya al segundo día me aconsejó
dejar de lamentarme e intentar arreglar la cagada que tenía en mi vida. Le tiré
un almohadón y lo eché de mi pieza.
Si en ese momento
pensaba que mi vida no podía ser peor era simplemente porque no tenía ni la
menor idea de todo lo que pasaría después.
Estaba en medio de mi
rutina de autocompadecimiento cuando apareció Daniela en mi departamento. Entró
directo a mi pieza, aunque Vicente intentó detenerla pero era imposible, estaba
fuera de sí.
-
¿Así que me amas tanto que te
acostaste con Josefina? Me dijo.
-
Yo fui el peor error de tu vida. ¿Qué
me recriminas ahora? Le dije sin pensar.
-
Tienes razón. No sé a qué vine.
Salió de mi pieza. Me
paré de un salto, la tomé de un brazo y la empujé hacia mí. Sólo quería
abrazarla.
-
Perdóname Dani, por favor, por todo,
perdóname.
Tomé su cara entre
mis manos e intenté besarla sin éxito.
-
No Agus, no voy a cometer dos veces el
mismo error. La Jose me perdonó, entendió como te metiste en mi cabeza. Pero no
lo va a hacer dos veces y no la quiero perder. Además yo no soy lesbiana, nunca
lo he sido. Ni siquiera sabría cómo enfrentar a mi familia. Lo nuestro fue una
locura desde el inicio. No podemos estar juntas.
-
¿A qué viniste entonces? Le pregunté.
-
No sé, necesitaba verte. Quizás
podemos ser amigas.
-
¿Amigas? ¿En serio? No Daniela, yo te
amo, no puedo ser tu amiga. Eres la mujer que toda la vida esperé. En ti está
la mitad de mi alma. No me pidas que sea tu amiga.
-
Entonces no vamos a poder vernos más.
Comenzó a alejarse,
intenté aferrarme a su mano, me ardía el alma, tenía un nudo en la garganta,
las palabras no salían. Dani, Dani, repetía una y otra vez con la voz ahogada.
Ahí me quedé en medio del pasillo de mi departamento, viendo salir para siempre
de mi vida a la única persona de la que alguna vez me enamoré.
Por primera vez,
desde que salí de la casa de mis padres quería estar con ellos, necesitaba esos
abrazos perdidos de mi mamá, esos besos para quitar las lágrimas de mi cara
cuando era pequeña y me hacía alguna herida. Tenía el corazón roto en mil
pedazos y todo era mi culpa. Nuevamente había boicoteado la mínima posibilidad
de ser feliz.
Me imaginaba a
Daniela y Josefina, tan amigas como siempre, riéndose de mí, odiándome,
conversando de cada uno de mis defectos y de cómo interferí en sus vidas, en su
amistad. Mis pensamientos no dejaban de torturarme. Sobre todo la idea me daba
vueltas la idea de que mi Dani decidiera borrarme de su vida, eliminar nuestra
historia, regresar con Tomás y dejarme simplemente como una anécdota, una
historia negativa y oscura en su vida.
La verdad me costó
entender esa visita extraña y fugaz sólo para recriminarme que me haya acostado
con Josefina, sin dejarme hablar, explicarle nada desapareció.
Cuando Daniela entró
a mi departamento y se metió a mi pieza Vicente decidió salir a comprar
cigarros para dejarnos solas un rato, se demoró poco porque le dio miedo
dejarnos solas mucho tiempo. El único deporte que hacía era subir por las
escaleras al departamento. Era un piso, por lo que yo siempre me reía de su
gran ejercicio. Esa tarde como siempre estaba subiendo cuando salió Daniela del
ascensor. No lo vio. Pero él la escuchó tomar el teléfono.
-
Ya está hecho. Veamos ¿qué pasa? Dijo.
Vicente decidió no
contarme lo que había escuchado. Pero sí se prometió quedar atento a lo que
podía ocurrir.
oushit esta wenisima!!
ResponderEliminarGracias!!! Se viene con todo esta temporada!!!
Eliminar