Casi
no recuerdo las siguientes semanas. Sexo, drogas y alcohol día tras día. Y
cuando no carreteaba estaba en mi pieza escuchando música a todo volumen y
fumando marihuana para bajar los efectos de la cocaína. Más de una vez sonó mi
teléfono, en la pantalla aparecía como una especie de castigo el nombre de
Daniela, un recordatorio de todo lo que quería olvidar. Nunca le contesté.
Durante
esos días Andrea fue mi fiel escudera, mi compañera de aventuras y amiga, junto
a Vicente hacíamos un trio infalible, lograban hacerme reír a carcajadas,
lloraban conmigo cuando estaba triste, eran mis amigos y más que eso, mi
familia. Sin ellos no sé qué hubiera hecho cuando Daniela dolía tanto que me
faltaba el aire.
Una
tarde iba caminando por providencia con Andrea yo miraba las vitrinas de los
negocios cuando de un segundo a otro me toma la mano, primero la miré
extrañada, ella tenía la vista al frente sigo su mirada y caminando hacia a
nosotras veo a mi Dani, no le solté la mano, nos quedamos mirando fijo cuando
pasó a nuestro lado. No nos saludamos. Me sudaron las manos, comencé a
ahogarme, sentía que temblaba por dentro. Quise saltar a abrazarla rogándole
otra oportunidad, pero me quedé inmóvil mientras la veía alejarse a mi espalda.
-
Necesito un jale. Le dije a Andrea.
- Ok, vamos a comprar unas cervezas y
volvamos al departamento. Me respondió.
Un
rato después me llegó un mensaje de Daniela: “Felicidades. Bonita tu mina. Me encanta darme cuenta de que no me
equivoqué. Estabas súper enamorada de mí”. Andrea insistió en que no le
respondiera. Me tiré unas líneas, me tomé la botella de cerveza recién abierta
al seco, tomé mi celular y le respondí: “Tomaste
una decisión… Ahora no sigas jugando conmigo. Te amo y siempre va a ser así” lo
borré… Volví a escribir “no es mi mina…
Sólo estamos tirando” tampoco lo mandé… Otra vez escribí “no juegues más conmigo y no me recrimines
cosas porque no tienes el derecho” enviado. “Toda la razón” me respondió.
Me
recosté de espaldas sobre el pecho de Andrea en el sillón mientras me hacía cariño en los brazos, a su
lado me sentía protegida y querida, pero más allá de que teníamos sexo, no era
mi pareja, no estábamos enamoradas, nos queríamos como buenas amigas con
algunos “derechos especiales”.
-
La odio tanto Andrea. No puedo
sacármela de la cabeza, yo tengo que
haber hecho algo muy malo en otra vida. Le dije.
-
No amiga, sólo tuviste una mezcla de
mala suerte y de tontera, es que Agus desde el principio hiciste todo muy mal
con ella y Josefina.
-
Ya, pero no me digas eso, si sé. Mejor
ayúdame a recuperarla, dime ¿Cómo lo hago? Le dije mientras volteaba a mirarla.
Andrea
me dio un beso en los labios, sonrió y dijo que no tenía idea, que creía que lo
mejor era intentar borrarla de mi sistema.
-
Andre, no te enojes pero necesito
estar sola. Quiero tratar de dormir.
-
Ok amiga pero prométeme que no te vas
a dedicar a puro llorar.
Andrea
se puso de pie me dio un fuerte abrazo y se fue.
Durante
días hice el esfuerzo de no llamar a Daniela, de no retroceder en mi decisión,
pero al cerrar los ojos veía los de ella mirándome, sabía que me amaba tanto
como yo a ella. Recordaba cuando nos abrazábamos, los latidos de su corazón
acelerándose al encontrarse con mi cuerpo. Sus besos, sus manos su respiración
cuando me acercaba, los suspiros al verme. No podía ser otra cosa más que amor.
No aguanté más y la llamé.
-
Dani, no era mi polola, es una amiga, me
tomó la mano porque conoce nuestra historia, lo hizo para ver si reaccionabas.
-
Ya no te creo nada Agustina. De verdad
nada ¿Para eso me llamaste? Me dijo.
-
No. Te llamé para preguntarte si estas
segura de que no puedes darme una oportunidad de demostrarte todo lo que te amo.
Necesito verte. Estar cerca de ti.
Estuvo
varios segundos en silencio. Escuché que alguien le hablaba.
-
¿Estas con alguien? Le pregunté.
-
No, me respondió un poco nerviosa. Es
la tele. Espera.
-
Me
quedé al teléfono unos segundos.
-
Agustina, ponme harta atención, no
quiero tener que repetirte lo mismo una y otra vez. No puedo estar contigo en
una relación. No es lo correcto, ya hemos hecho mucho daño y no voy a seguir
haciéndolo.
-
¿Pero para que te culee no te preocupa
el daño cierto? Comencé a enojarme, estaba punto de perder el control de mis
palabras. Te has dedicado a jugar conmigo desde que pasó lo de Josefina. me
tienes mal, me estoy enfermando, te detesto, no puedo más, vomitaba palabras
que sólo sentía en ese momento. ¿Por qué juegas conmigo así? ¿Qué te importa si
estoy con alguien o no? Deja de entrar en mi cabeza Daniela te lo ruego. A esa
altura ya estaba gritando y llorando.
Daniela
me cortó el teléfono. La volví a llamar varias veces pero no me contestó.
Durante
la noche me envió un mensaje “mi amistad
es todo lo que te ofrezco” decía. Nuestra relación se estaba convirtiendo
cada vez más en una suerte de comedia de equivocaciones, de amigas a amantes,
de amantes a odiarnos, nuevamente amigas ¿alguna vez lo fuimos? ¿Podíamos
realmente serlo si al verla lo único que sentía era deseo? Me encantaba
conversar con ella, pero más me gustaba besarla y hacerle el amor, mirarla
desnuda sobre la cama y sentir su cuerpo a mi lado. No supe que responder a su
mensaje.
Siete capítulos de una, traté de aguantarme hasta que terminaras la temporada!!!
ResponderEliminarMe provocas tantas cosas con la historia de ellas que hoy me dormiré con algo de angustia y pena.
Buena historia.
Muchas gracias por seguir leyéndome! Eso es justo lo que pretendo con esta historia: provocar, generar sensaciones y emociones.
EliminarUn abrazo y gracias por tu comentario!
Daniela culia... Esta historia se parece un poco a la mía :(
ResponderEliminarJajajajajajajjajajaja por qué??? Tienes un amor no correspondido???
EliminarEl típico amor "hetero"
EliminarJajaja claro la Dani es shuper hetero!
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