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martes, 15 de marzo de 2016

Capítulo XI

Llevábamos tan poco tiempo juntas y ya le había sido infiel dos veces... Lo peor es que no me sentía culpable. Me gustaba Josefina, lo pasábamos increíble juntas  y durante un año estuve obsesionada con ella. Pero no me di cuenta en que minuto pasó de ser una nueva medalla, que hay que reconocer me costó mucho obtener, a mi polola. O sea, las primeras semanas me encantaba que se quedara varios días conmigo, pero no sé, algo cambió, llegó un momento en que me empecé a sentir asfixiada, era demasiado el mamonerío, mucho amor, noches haciendo cucharita, idas a trabajar al bar y luego derechito para la casa porque la mujer me estaba esperando, no era yo.

Pero lo peor vino cuando apareció la Dani, aunque al principio me caía mal necesité una tarde conversando con ella para que me enamorara hasta las patas y después hacer el amor, uffff, un sueño. Pero tenía que sacarla de mi cabeza, ya era suficiente, más encima la Jose me contó que se fue a Valpo a buscar a su pololo, casi se me cae el mundo encima. Tuve que poner cara de póker para que no notara mis ganas de llorar. La misma cara que puse cuando llegó al otro día de mi noche de sexo con Andrea.

- Al final que hiciste anoche? Me preguntó.

- Nada, me tomé unos tragos y me vine a dormir, le respondí sin que se me moviera un sólo músculo. Se me estaba haciendo costumbre eso de mentirle.

En fin, la noticia de la Dani volviendo con el famoso Tomás me dejó loca. No lo podía creer y tenía pegada a la Jose, tres días en mi departamento.

Llegó un momento en que no aguanté más y le mande un mensaje de esos de picada.

- Se feliz con tu pololo. Felicitaciones. Buena decisión.

No me respondió como en 3 horas. Luego sólo recibí un maldito "gracias". La odié tanto. Quería vengarme. Agarré a la Jose y me la tiré como nunca, con rabia, pasión, odio, amor, de todo, una y otra vez todo el fin de semana encerradas, desnudas la mayor parte del tiempo. Hasta que el domingo en la tarde se le ocurrió la maravillosa idea de invitar a la Dani y las amigas al departamento. Le dije que sí. Me gustó la idea. Nunca fui tan tierna y atenta con nadie como esa tarde con la Jose mientras la Dani estaba presente.

Pero sirvió para darme  cuenta de que me amaba aunque no quisiera reconocerlo. Su mirada cuando nos besábamos, cuando la atendía, cuando me veía acariciarla. Estoy segura que estaba pasándolo mal. Se le notaba en los ojos el dolor. Pero era mi venganza por su rechazo. Quería hacerla sufrir.

El tema de conversación de esa junta era precisamente el regreso de la parejita. Todas querían saber cómo fue el reencuentro con Tomás. Al principio la Dani evadía el tema. Luego soltó la verdad. No volvimos, dijo mirando hacia el suelo. Fui. Nos acostamos y me di cuenta de que ya no pasaba nada. De que ya no sentía nada por él. Les juro que tuve que hacer esfuerzos por mantenerme seria, la sonrisa se me escapaba sola. Tomás 0 - Agustina 1. Todavía tengo opciones pensaba mientras inventaba una cara de tristeza y preocupación.

- Pero estás bien. Le pregunté con hipocresía. Me miró con cara de odio y me dijo que sí.

El resto de la tarde me dediqué a molestarla. Cada vez que me daba cuenta que nadie nos veía pasaba por atrás de ella y le hacía cariño en la cabeza o al cruzarnos las miradas le guiñaba un ojo o le tiraba un beso. Tenía tanta rabia por el rechazo que la verdad como que me desquicié un poco. Y bueno, un traguito sumado a un par de rayas escondida en el baño me provocaba más ganas de molestarla y hacerla rabiar. Lo único importante es que nadie más notara mi juego.

Las juntas se fueron haciendo cada vez más seguidas. Los domingos se volvieron tradición, asado y cervezas en el departamento y en la semana miércoles o jueves sagrado en el bar. Claro que las niñas hasta temprano porque al otro día estudiaban. Yo por lo general cerraba la noche en algún after hour.

Bueno, era domingo cerca de las 9 de la noche cuando de repente se acabaron las cervezas y la Jose con otra amiga decidieron ir a comprar un pack más. Yo estaba a cargo de la parrilla por lo que no podía ir y dejaron a la Dani acompañándome. Los primeros minutos fueron sólo silencio. Yo en la terraza, ella de pie cerca del ventanal. No pude más. Después de varias semanas de guerra cruzada, molestándola y poniéndola nerviosa decidí dar el último paso y definitivo.

La acorralé contra un muro, la miré fijo y le dije:

- Júrame que no te mueres por darme un beso?

- Que ego tienes, me respondió.

- Júramelo. Le repetí sin dejarla responder, me acerqué y le di un beso de esos inolvidables con una de mis manos en su cara y la otra apoyada en la pared. Rozando mi cuerpo con el suyo, una y otra vez. Su respiración cada vez más agitada, al principio estaba un poco rígida nerviosa, luego cruzó sus brazos en mi espalda. Me cuesta describir las emociones y sensaciones que se agolpaban en mi estómago, corazón y garganta, decir que tenía mariposas es poco, parecían elefantes bailando de nerviosismo y felicidad en mi interior. Por momentos mis piernas parecían doblarse y por el ritmo de su respiración noté que ella sentía lo mismo. Suspiros, corazones palpitando a mil. Mordía mis labios, tocaba mi pelo, sus manos se aferraban a mi espalda. Comencé a recorrer su cuerpo, era tan suave y tenía un olor que nunca podré olvidar.


De un golpe se rompió la magia cuando sentimos la puerta de entrada, el regreso de Josefina nos separó de un salto. Yo en la parrilla, ella sentada en un sillón en la terraza. Las dos con un nudo en la garganta. Definitivamente ya no había vuelta atrás. Había llegado el momento de contar la verdad.


4 comentarios:

  1. Uuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu!!! Cssmmmm!!! *O*

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  2. Esto está muy bueno!!!!! :0 !!!!!!

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    1. Gracias!!! Y quedan 3 capítulos para que se termine la temporada...

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