A la mañana siguiente
Daniela se levantó en silencio, fue como si toda la ira guardada de la noche
anterior, o más bien de los meses de conflicto se hubiera desatado tras las
horas de sueño. Nunca antes la vi así, ni en nuestros peores momentos. No era
capaz de mirarme, me acercaba y me hacía el quite.
Le preguntaba ¿qué te
pasa? Y me decía nada una y otra vez. Hasta que la tomé del brazo mientras iba
camino a la cocina a prepararse un café. Quedamos de pie al medio del pasillo. La abracé con fuerza.
-
Déjame ir a la cocina, me muero por un
café. ¿Te hago uno? Me dijo.
-
Amor, ya po. Dime que te pasa. ¿Estas
enojada por la Andrea? ¿Quieres que deje de juntarme con ella? Le dije.
-
No Agus, pero entiende que me cuesta
relacionarme con la mina con que te acostaste días antes de estar conmigo. Es
difícil. Además tuve pesadillas toda la noche, no me puedo sacar de la cabeza
esa imagen de ella acostada a tu lado mirándome con cara de triunfo.
-
¿Te digo la verdad? Yo en tu lugar me
muero. Le dije. no sería capaz de soportar imaginarte con otra o con otro. Y
por eso te entiendo, pero te juro Dani, que la Andrea es mi amiga. Nada más. Nunca
en la vida sentí algo por ella más que cariño. Tú eres la única mujer de la que
me he enamorado. De verdad muero de amor por ti. No agrandes lo que pasó
anoche. No dejemos que nada empañe lo lindo que estamos viviendo. ¿Por qué
mejor nos ponemos a planear nuestro matrimonio?
Daniela me miró
divertida recordándome el trato de no apurar las cosas, medio en broma y medio
en serio. Luego me dijo que me quedara acostada.
-
Siempre que carreteas amor amaneces
como congestionada, como que te resfrías, me estaba diciendo justo cuando
sonaba su teléfono.
Las últimas palabras
se alcanzaron a escuchar al otro lado de la línea, las decía mientras
contestaba su celular. Era Josefina, quien no tardó en hablar.
-
Será por la cantidad de jales que se
mete por noche. Le dijo a Daniela. Porque si estás hablando con alguien de
nariz tapada obvio que es con la Agustina.
-
¿De qué estás hablando Josefina?
respondió molesta Daniela. Para que tú sepas la Agus ya no consume drogas.
Continuó.
Me sentí tan
culpable, intenté disimular la cara mientras una especie de pánico se apoderaba
de mí. Daniela tomó mi mano para acariciarla al tiempo que me hacía un gesto
con la cara como diciendo: “que cizañera que es la Josefina”.
-
Ya Daniela, en fin, me da lo mismo,
sólo te llamaba para confirmar mis sospechas, volviste a caer en las redes de
la princesa de hielo. Ojalá no te haga sufrir mucho, pero lo dudo. Hasta luego,
cosa tuya. Y cortó.
Daniela quedó triste,
no era fácil para ella dejarlo todo por mí, perder a su mejor amiga, a todas
sus amigas que estaba segura apoyarían a Josefina. Ni siquiera se atrevía a
llamarlas.
-
Me dijo que eras la princesa de hielo
y que esperaba no me hicieras sufrir. ¿No lo vas a hacer cierto? ¿No me vas a
mentir ni a ser infiel Agustina?
-
Nunca amor, jamás, te prometo que voy
a dedicar todos los días de mi vida, para siempre a hacerte feliz. Le respondí.
-
¿En serio? Me dijo.
-
Dani. Desde la primera vez que te vi
entrando con Josefina al bar supe que eras tú. Que tú eras el amor de mi vida.
Que no había vuelta atrás, nos encontramos y nada ni nadie podía evitar que te
convirtieras en lo más importante de mi vida. Ni siquiera nosotras mismas.
-
¿Ni la droga Agus? La Jose me dijo que
amaneces congestionada porque jalas.
-
Si la escuché. Ni la droga Dani. Te
prometo que no voy a volver a consumir. Le dije.
-
¿Anoche jalaste? Me respondió
frunciendo el ceño.
Preferí mentirle. Le
dije que no. Me sentí culpable pero no quería que nada empañara los días que
estábamos viviendo. La tomé entre mis brazos abalanzándola de espalda sobre la
cama y comencé a besarla en los labios, la frente, las mejillas, uno tras otro
mientras ella reía y me acariciaba la espalda. Luego se levantó y fue por las
tazas de café que hace rato había dicho que haría.
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Por
mientras en el departamento de Josefina
Eran recién las 11 de
la mañana, Josefina le acababa de cortar el teléfono a Daniela. Se levantó
hacia el refrigerador, abrió una lata de cerveza, tomó el cenicero y una
cajetilla de cigarros a la mitad que estaba sobre la mesa del comedor. Aún
quedaban vasos sucios y algunos platos de la noche anterior. Miró el desastre a
su alrededor con desinterés y volvió a meterse en la cama. Tomaba sorbos de
cerveza mientras repasaba la conversación con Daniela y la imaginaba junto a
Agustina.
Intentaba dormir a
ratos pero no podía sacarse de la cabeza la imagen de ellas dos juntas, de esa
noche en la que descubrió la traición. De los días que se venían. De ese
momento en que estaban juntas pasando por encima de sus sentimientos, de lo que
a ella le importaba. No podía sacarse de la cabeza la expresión de placer de
Daniela. Una expresión que jamás tendría con ella. Esa idea que cruzó fugas por
su mente la inquietó ¿qué le dolía más: haber perdido a Agustina o no haber
sido ella quien enamoró a Daniela?
Nooooooo...esto se va a poner bueno!!!
ResponderEliminarJajajajajajajajaajja o la Jose se volvió loca o está enamorada de Daniela sin saberlo... O hasta ahora! 😁😁
Eliminarohh que onda esa Jose! ahh ya me da miedo leer el próximo!
ResponderEliminarJajajajajajajajaajja se terminó de volver loca!!
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